Cuando leí Las Célticas, mi amigo Corto Maltés me hizo ver la importancia de dar las gracias. Y a los amigos hay que escucharles.
Asi, en la llegada a buen puerto de mi primera escala conté con la alegre participación de,
La decisiva Teresa González, los geniales Pedro Guembe e Ignacio Medina, los tíos más simpáticos del mundo,
El infatigable Eugenio Cerezo y los cientos de horas de lecciones gratuitas,
Mis amigos Javier Mir, Alberto Galdos, Carlos Mendizabal, Roque Echániz, Gonzalo López y Victor Murrieta;
Mi hermano Iñaki Erquicia y su máquina de dar buenos consejos,
Indalecio Monteagudo y Luis Carreño con su ayuda contínúa,
Los locos muy cuerdos Jose Manuel Rojo y Alberto Capa y nuestro"adaptarse, sobrevivir y vencer",
Mis maestros en rehabilitación, Olga Arroyo y Juan Castillo,
Bruce Springsteen cantando We shall overcame, Tom Waits y Van Morrison,
Bruce Springsteen cantando We shall overcame, Tom Waits y Van Morrison,
La alegre Cristina, que sólo me ha dado cosas buenas,
Emilio, mi padre, que siempre está, Anita Maruri, mi madre, mi hermana Berta y Rocco que aunque no lo sabe porque es un perro, también es importante.
A todos, ¡gracias!
Robert Burns escribió Auld Lang Syne en 1788, una exaltacion de principios sobre la amistad, los viajes y la memoria. ¡No olvidemos nunca a los viejos amigos!
PD: ¡Ah! y desde luego, a los lectores de este Blog, muchos o pocos, ha sido un orgullo ser leído por vosotros y una satisfacción escribir esta bitácora casi 4 años.. ¡Un millón de gracias y hasta la vista!